donostiakultura.eus

1914

que empiece
la fiesta

La actividad del Victoria Eugenia arrancó con grandes temporadas de teatro y ópera, pero también con otros usos más populares. Las sesiones de cine se completaban con llamativos espectáculos de variedades, cuando no directamente de circo, al tiempo que las sesiones de bertsolaris, bailes carnavaleros, funciones escolares y galas benéficas se hacían cotidianas hasta la Guerra Civil.

Los donostiarras sabían que aquí podían encontrarse con "calefacción todos los días" y atracciones variadas que se renovaban con frecuencia. Por ejemplo, podían coincidir en la misma sesión la cupletista Raquel Meller, el ventrílocuo Sanz y Maxim II, el "estupendo y prodigioso mono". O "la famosísima transformista" Alba Tiberio, con su padre, el "Ursus" de 'QuoVadis', capaz de clavar clavos a puñetazos, y la alambrista Bruna. Acróbatas, ilusionistas, enanos y "bailarinas exóticas" procedentes de distintas 'troupes' sorprendían al público desde el escenario.

Desde 1914, mediante un sistema mecánico, se elevaba el suelo del patio de butacas para transformarlo en una gigantesca sala de baile durante los Carnavales.

Al ritmo del foxtrot, el vals, el chotis y el charlestón se movía una multitud festiva y acalorada que llenaba todo el edificio: "Se bailó en los pasillos, y en las plateas, y en los palcos, ¡se bailó por todas partes!".

Contra una "descocadísima actriz"

Algunos se escandalizaban con los espectáculos más atrevidos. El "diario íntegro fuerista" 'La Constancia' recibía a Amélie Diéterie y su Compañía Francesa de Comedias y Vodeviles tachándola de "descocadísima actriz cuyo principal mérito consiste en presentar al público los más repugnantes y soeces engendros". Qué no podrían haber dicho de la ambigua errata que, en 1919, contenía el anuncio de un espectáculo de 'varietés' "con derecho a consumación"...

El gran día del bertsolari Txirrita

El 19 de enero de 1936, el Victoria Eugenia se llenó de público y de ambiente 'euskalzale' con la segunda edición del Bertsolari Eguna. Fue una cita histórica. Por un lado, supuso la coronación y despedida del popular Jose Manuel Lujanbio, 'Txirrita', que falleció unos meses después. Por otro, la inminente Guerra Civil convertiría aquel concurso en el último durante mucho tiempo.